sábado, 21 de noviembre de 2015

20 y 21/11 Magnetic Island

El nombre de la isla ya de por sí atrae. Magnetic Island... Evoca aventura, naturaleza, paisajes maravillosos... Vamos a ver si es así, pero esta vez Aussie, nuestro Ford Camry, vendrá con nosotros. Embarcamos a las 9h en el ferry y en 40 minutos llegamos a la isla. Como si en tierra firme no hubieran cosas bonitas, vamos de isla en isla y tiro porque me toca.

Esta es pequeñita, en un momento (15min) la recorres de punta a punta. Lo primero que hacemos es ir al hotel. Una cabaña en mitad del bosque, que tiene por todo equipamiento un colchón en el suelo futón, una mininevera y un ventilador. Literalmente no hay nada más. Los baños están aparte, tipo camping. El de recepción es muy simpático, normal dado lo que pagas por un colchón en un chamizo de uralita en mitad del bosque. A juzgar por como cantan aquí los loros esos de colores, mañana madrugaremos mucho...

Nuestra primera caminata es a The Forts, unos antiguos bunkers de la II Guerra Mundial (muy adecuado, ahora que parece que entramos en la IIIª) que no llegaron a usarse nunca, pero que ahí están. Igual que toda la quincalla que guardo yo en un cajón...













Esta caminata se parece a Nueva York; todo el mundo anda mirando hacia arriba. Por el camino, Ingrid empieza a gritar "koala, koala" y yo pienso "esta vez no me pillas...", así que me arranco y le contesto: "ko-a-lá que llueva café en el campo...". ¡Ah, no! ¡Un koala de verdad!







Encontrarte con un bicho de estos en libertad es una experiencia religiosa maravillosa. Se les ve tan desvalidos, tan durmiendo siempre, que no sabes cómo hacen para que no se los coman otros animales. Y más este, que es una cría.

Un poco más para allá vemos otro, adulto. Una cuantas fotos más y decidimos seguir para dejar sitio a otros guiris que hacen cola junto al árbol. Es divertido ver como la gente que se cruza (recordemos que estamos en un bosque) se va indicando unos a otros donde hay koalas.














La vista desde los bunkers es magnífica. Normal, si tenían que disparar a los barcos... Apenas queda una base de hormigón, aunque la estructura en sí no es interesante ni históricamente relevante. Esto me hace pensar en mis amigos de Fotofriends, que aún no me han llevado a los bunkers del Carmelo y tampoco han dejado ningún comentario en el blog, y eso que sé que algunos lo leen...



















Para comer, nos acercamos a lo que sería el paseo marítimo de Horseshoe Bay, uno de los núcleos urbanos de la isla. Hay cuatro (4) [IV] {c-u-a-t-r-o} restaurantes. Cuatro. En el que más gente hay, hay dos parejas. Por la calle no hay nadie. La playa está vacía. Esto es el paraíso. Me como una hamburguesa. Sólo me falta que me laUY, PERDÓN. Estaba pensando en voz alta.

La playa está enfrente, es inevitable. Hay una zona con una red para las medusas, así que sólo te puedes bañar allí. Pues vaya paraíso...







El agua es verde. Pero no verde como un té verde. Verde como un blandiblub verde. Y sabe igual. A cambio, está calentita y da gusto meterse.


YouTube Video



No, no me han abducido. La verdad es que disfruto como nunca de un día de playa. Desde que iba al mar con mi amigo Luis hace 30 años no disfrutaba tanto. Claro que entonces era porque hacían topless y aquí por otras razones, porque tetas no se ve ni una.







Ha llegado una pareja (aunque no eran pareja) que era el ejemplo de la felicidad. Ella, con un perro marca "Pancho" y un frisbee que le tiraba para que fuera a buscarlo.
Él, con la camisa rota y un bañador tipo slip tan cedido en las costuras que puedo asegurar que no era un castrati. Ambos ya hacen tiempo que peinan canas, y dan la impresión que las peinaran durante mucho más. Me he hecho mi película de que están aquí retirados, viviendo en paz, cobrando su pensioncita de jubilación, con un huertecito detrás de la casa y disfrutando de sus últimas puestas de sol con una intensidad desconocida. Sublime y envidiable (son las palabras que he aprendido hoy, no sabía donde usarlas).







Hoy es viernes y los viernes hay Friday Night Market en Arcadia, otro de los núcleos urbanos, a unos 3km del hotel. A ver, núcleo urbano son 4 (o 3) casas juntas... Hay dos puestos de bisutería, uno de comida asiática y otro de pizzas. Además hay un espectáculo en el que un tío hace malabares (al lado de Biel y Marina, un aficionado...). Una juerga, vamos. Vista lo tranquila que es la isla, efectivamente debe ser un acontecimiento que esperan con ansia viva toda la semana.













Ingrid pide pollo crujiente a la miel con arroz y yo lo mismo con fideos thai con verduras. Y dos fantas de naranja, que no todo ha de ser innovar. La mezcla de ambiente de fiesta de barrio con fiesta de camping es acogedora.







De vuelta al zoo ese donde dormimos, hacemos una parada en un lateral de la carretera en mitad del bosque. Hay luna creciente pero aún así se ven estrellas. Pruebo a hacer alguna foto de las estrellas, ya que sigo buscando la Cruz del Sur, que aún no la he visto. Hoy tampoco. Sin embargo, creo que esa tan brillante que hay justo sobre el árbol es la que indica el sur. No estoy acostumbrado al star system australiano.







En esta se distingue perfectamente un precioso cúmulo de estrellas (¿alguien sabe cúal es?) a la izquierda a media altura. Y justo en el lado derecho del árbol que hay en el centro se ve el cinturón de Orión. Esa sí que la conozco.







Seguimos hacia el zulo ese donde dormimos muy despacito, porque no queremos atropellar a ningún animal. Llegamos a contar 5 wallabies (una especie de canguro enano), pero no consigo hacerle la foto a ninguno. Me salen todas negras. Tal vez sea porque es de noche, tal vez porque no le quito la tapa al objetivo de la cámara...

Amanece en Magnetic Island. Las 7 de la mañana y despierto. Putos loros.

Junto a nuestro chamizo hay un aspersor que riega un trozo de césped y de paso es un parque acuático para los loros, que vienen a darse su bañito matutino.







Hoy tenemos prevista una caminata por el camino que bordea la costa, para visitar algunas calas (por verlas, porque no te puedes bañar). Son unas 4 horas caminando. !Eh!
¡Qué se pueden hacer en coche! Menuda alegría.













No llegamos hasta el final porque la carretera tiene algún bache en el que cabe Australia entera dentro. Pero los miradores a las calas que vamos encontrando son una maravilla. No me digais que no es una preciosidad. Y la playa, también.







Cuando llegamos a este mirador, justo donde está Ingrid había una pareja, que nos ha pedido si podíamos hacerles una foto con el móvil. A mí me ha parecido raro, hasta que he entendido que querían decir con el suyo. Después de hacersela hemos sabido que él le acababa de pedir matrimonio y ella había dicho que sí. Más tarde han cogido el ferry con nosotros y ella no dejaba de mirarse el anillo. Qué majos...







Y de ahí a Geoffrey Bay, donde hay una colonia de wallabies, que son como unos minicanguros que... bueno, los que vimos ayer por la noche.







Son muy amigables, será porque saben que los turistas les llevan comida que previamente han comprado en el tugurio donde han dormido a $1 la bolsa. En proporción, es como si les diéramos caviar y nosotros comiéramos pienso.







Tenemos que coger el ferry pasadas las 4, así que decidimos comer en Nelly Bay. Va, un día es un día. Me comeré una hamburguesa. La verdad es que me apetece una ensalada, pero no puedo dejar a Carol sin su foto.







Llegamos -de nuevo- a Townsville. ¿Quién le puso ese nombre? Le faltó llamarle Townsville City. Qué redundancia.

Los australianos saben vivir. Paseamos por el paseo marítimo de Townsville y vemos una família comiendo una barbacoa que acaban de preparar, con su mantelito y todo. Zonas de césped, de juegos... Calidad de vida. Y por último, una orquesta tocando (gratis) en la calle.







Es todo tan bonito y tan mágico, desde que salimos hacia Magnetic Island hasta ahora,que parece mentira, que nada pueda mejorarlo más.

Pues sí. Un doble arcoiris completo sobre el mar.








Juan Carlos


7 comentarios:

  1. Koales, búnkers, per només haver fet 2 mesos de curset ho fas força bé, hehehe, jubilats (ja li he dit a la Ingrid que a Cabacés s'està tranquil, sense estress i amb hortet), circ, menjars, lloros, cangurs, personal que es fa el cangur, hehehe, platges, parelles que es demanen matrimoni, més menjar, concerts a l'aire lliure... i una foto sota l'Arc de Sant Martí que ho diu tot, esteu radiants.
    Ramon i Lluïsa

    ResponderEliminar
  2. Primer començo pel final... Alaaaaaaaaaaaaaa quina xulada de foto amb el arcoiris... impressionant.

    (sempre estic dient impressionant, no??? què original! però es que em deixeu sempre amb la boca oberta)

    Els koales, el cangur petit, els loros... quina fauna i tenir-la tant a prop, deu ser alucinant.

    Gràcies JC i Ingrid per sempre tenir un record per mi... jejeje No et preocupis que quan vinguis et faré una amanideta o li diré al Lluis que faci sopeta... ummmm

    GUAPOS!!! Us trobo a faltar
    Carol

    ResponderEliminar
  3. Es al.lucinant la capacitat de dormir que tenen els koales enganxats a un arbre, si provessin el futon de la vostra habitació fliparien. Els bunkers de BCN estan bé però tampoc es per tant, estan molt massificats. Em quedo amb els australians ;-) Portés una llista de les millors hamburgueses? Quina flipada el doble arc iris :-o

    ResponderEliminar
  4. Quina passada la foto de l'arc de Sant Martí, i els Koalas? Quina monada, tot el dia dormint... Podeu intentar variar una mica els menu, tant de menjar autòcton no es bo, podries, de tant en tant,menjar alguna hamburguesa, no?

    ResponderEliminar
  5. Quina passada la foto de l'arc de Sant Martí, i els Koalas? Quina monada, tot el dia dormint... Podeu intentar variar una mica els menu, tant de menjar autòcton no es bo, podries, de tant en tant,menjar alguna hamburguesa, no?

    ResponderEliminar