Australia es grande. MUY grande. Tan grande que en todo el viaje apenas veremos unas pinceladas y eso que recorreremos unos 3.000 km en coche y cogeremos 3 vuelos internos.
De camino hacia Australia pararemos a hacer noche en Dubai. No creo que vayamos expresamente a visitarlo, así que hemos alargado una escala 24 horas para que nos dé tiempo a subir al Burj Khalifa.
De ahí a Brisbane, donde recorreremos en coche una buena parte de la costa de Queensland, para llegar a Cairns y darnos un chapuzón (¡sí, me bañaré!) en la Gran Barrera de Coral. A estas alturas esperamos habernos hecho ya mil y una fotos con koalas, canguros y otras finas hierbas.
Nuestro siguiente destino será Uluru (Aka Ayers Rock, aunque a los aborígenes no les gusta este nombre). Dos días para ver salir y ponerse el sol en una pedazo de roca que no se le salta un canguro. Y haber disfrutado de uno de los cielos nocturnos más limpios del planeta. Aunque, con mi suerte para eso, estará nublado.
Siguiente parada, Sidney. No, Disney no, maldito disléxico... Será curioso ver el edifico de la ópera después de tanta naturaleza.
De ahí a Melbourne, a ver... ¿qué coño hay en Melbourne? Pronto lo sabremos.
Como mínimo será nuestro punto de partida para la Great Ocean Road, carretera que bordea la costa al oeste de Melbourne y que promete unos paisajes espectaculares.
Y se acabó. Esperamos volver con el corazón lleno de recuerdos, la cámara llena de fotos, los bolsillos vacíos de polvo y paja y que no se nos suba la sangre a la cabeza de estar boca abajo.
¿Nos acompañáis?
