lunes, 30 de noviembre de 2015

29/11 Delayed

Em nego a matinar cap día més!

Les 4:30 i torna a sonar el maleït despertador amb l'excusa de la Sunrise aquesta que s'han inventat per atraure al turisme.
Almenys avui el dormitori ha estat únicament per nosaltres...

Avui els núvols li han donat un aire diferent a la matinada d'ahir.







I la banda contraria també ha tingut més de gràcia.







A les 10 ja som a l'aeroport perquè hem de tornar en Cay abans de fer les 48h d'agafar-lo per no pagar el lloguer de 3 díes. Som catalans.
Ens queden 3 hores per agafar l'avió cap a Sydney i les passarem en una mini-sala amb una mini-botiga i un mini-bar.

A 5min d'embarcar se sent una veu per megafonía. Resulta que hi ha no sé quin problema i el nostre vol va amb retard... Contràriament al que passaría a casa nostra, aquí la gent no es queixa i s'ho agafa amb resignació. Hem d'aprendre molt encara...
Vaig a preguntar i una senyoreta molt amable em diu que agafarem un avió que encara ha de sortir d'Alice Springs a uns 400km d'aquí i que no saben a quina hora podrem marxar. Uuufffff!

Almenys tenim WiFi i podem enviar un correu a l'hotel explicant que arribarem tard. Als 5 minuts rebem la resposta de que ens deixen la clau en una caixa de seguretat de l'entrada i ens faciliten un codi per obrir-la. Es clar, així no ens han d'esperar!







3 hores després i molt cansats pujem a l'avió amb destinació Sydney, objectiu inicial del meu viatge.
A l'arribada, un shuttle ens porta cap a l'hotel i triguem 10 minuts en caure rendits al llit.
Avui el día ha estat llarg i contràriament no hem fet res. Perdoneu pel post soso però el més emocionant que hem fet ha estat jugar al joc de les pistes amb l'amo de l'hotel.

Ingrid

29/11 Sydney

Último madrugón, llevamos 3 días seguidos. Así da lo mismo cambiar de zona horaria, si no hay rutina no hay .

Uluru se muestra imponente en los minutos previos al amanecer.







A lo lejos, Kata-Tjuta recuerda que ellas también están allí.







Repetimos salida de sol en Uluru. Pero la única nube que hay, la única, la arruina. Uluru continúa gris un buen rato. Por suerte lo disfrutamos ayer. Por suerte y porque cogimos dos noches aquí por si las putas moscas.

Llenamos el coche de gasolina en única gasolinera de la zona, que tiene el combustible a casi el doble que en cualquier otro sitio. En el desierto la supervivencia es lo que manda y aquí sobreviven a base de sangrarte. Cuando alquilas el coche, tienes 235km incluídos. ¿Por qué no 200 o 250? Porque el recorrido mínimo aeropuerto-Yulara-Uluru-Yulara-Kata-Tjuta-Yulara-Uluru-aeropuerto es de 220 más o menos, así que aunque el alquiler parezca barato, se lo cobran fijo.

Eso sí, en todas partes te dicen palya, que significa gracias. Y hablan de programas de formación laboral para los aborígenes . Pero sólo se les ve trabajando en empleos de segunda. De camareros, de empleados de gasolinera, etc. Y muy pocos. No sé hasta que punto la preocupación por ellos es meramente estética. Y en estos tiempos de globalización, da que pensar. Nosotros, el hombre blanco, que exige que los que vengan a nuestra tierra se integren y que echamos pestes sobre la invasión de comercios regentados por extranjeros, parece que hayamos olvidado que hace tiempo vinimos a Australia (y a América y a unos cuantos sitios más) e hicimos lo mismo. ¿Quién es el dueño de una tierra, de un territorio? ¿El individuo o la humanidad?

Últimas compras guiris en las tiendas y hacia el aeropuerto. Devolvemos a Cay deseando que lo jubilen pronto, porque con 25.000 km está un poquito perjudicado.

En el aeropuerto nos vienen a despedir unos curiosos insectos del tamaño de Uluru. Estos no te chupan la sangre, estos te hacen una transfusión.







Bueno, pues vamos a cogATENCIÓN, EL VUELO A SYDNEY TIENE RETRASO POR EL TIEMPO. ¡Joder con el tiempo!







Por eso siempre hay que llevar un cargador de móvil encima...

3 horas después por fin salimos hacia Sydney. Entre el retraso y el cambio horario (1'30h más que en Uluru) llegamos al hotel casi a las 10 de la noche. Por suerte en el aeropuerto había wifi gratuita (que detalles tienen en el primer mundo ¿verdad?) y hemos podido avisar al hotel. Nos han devuelto rápidamente un correo con la contraseña de una pequeña caja de seguridad que hay en la puerta, donde estaba la llave de la habitación y el santo grial de los viajeros: la contraseña del wifi.


Juan Carlos

27 y 28/11 Uluru (Ayers Rock)

Madrugamos mucho para cojer un avión que nos llevará hasta un aeropuerto en mitad de Australia, concretamente en el Outback o desierto australiano, donde no hay nada ni nadie en muchos kilómetros a la redonda (ni a la cuadrada) para poder ver una piedra. La roca. Uluru.

Lo único que hay es Yulara, un pequeño resort de habitaciones compartidas. En nuestra habitación hay 2 literas, dos enchufes y dos estanterías. Hay otras en las que no compartes la habitación, sino la cuenta corriente con el dueño del hotel.

La roca (Uluru en aborígen o Ayers Rock en colonizador) atrae con tal fuerza que ya en el avión la azafata advierte que se verá por la izquierda y todos se preparan a sacarle fotos. Sí, la vamos a ver mucho, estará constantemente en el horizonte, caminaremos alrededor de ella (los aborígenes piden que no subas, para ellos es sagrada) y visitaremos todos los miradores para las salidas y puestas de sol. Pero si la ves, la fotografías.













Es una gran roca, donde una cobra tanta importancia como gran. Porque es una sola roca. Enorme.

En el aeropuerto recogemos a Cay. Es un Toyota Corolla algo viejuno que nos servirá durante estos 3 días para ir y venir a los distintos miradores y a las Olgas (en aborígen Kata-Tjuta) que están a 50km. Habíamos reservado uno más pequeño, pero por suerte no quedaban y nos dan un modelo superior.

Llegamos al resort y nos dan nuestra media habitación. Una litera. De momento no parece que tengamos compañeros, ya veremos.

Entre las 11h y las 16h sólo hay dos cosas: calor y moscas. De temperatura llegamos a rozar los 40º y de moscas llegamos a rozar varios cientos de ellas. Es una variedad conocidad como puta mosca dentro de la subespecie mosca cojonera. Por suerte hemos venido preparados.

Para aprender un poco sobre la cultura aborígen, vamos a una charla sobre las herramientas de caza que usaban, que resulta interesantísima. Ahora resulta que no cazaban con boomerang. Bueno, sí, pero no con uno de esos que vuelve al sitio. Usaban unos con uno de los extremos más largos y con ellos rompían algún hueso de lo que iba a ser su cena. Por eso no volvían, para no partirse la mano al cogerlo. En la foto son el segundo y el último, contando desde la izquierda.













El penúltimo por la izquierda es parecido a una pala de cricket y servía para impulsar la lanza (como una arco y una flecha pero sin cuerda), a la que le ponínan una punta punzante con una ramita haciendo de anzuelo para que no se desenganchara al clavarse.

Aunque la cultura aborígen en particular y el sitio en general dan para mucho, la gente viene aquí a dos cosas: a ver la puesta de sol sobre Uluru y a ver la salida del sol sobre Uluru. Si tienes algún día más, vas a Kata-Tjuta. Para hacer tiempo hasta la puesta de sol, nos vamos a comer y yo me pido...

Hamburguesa, sí, pero de canguro. Sabe como a fricandó pero suavecito. Que no os de pena porque el otro día nos contaron que aquí los matan a mansalva porque se les comen la cosecha.

Sigue preocupantemente nublado. Se acerca la hora de la puesta de sol y... no pinta bien. Incluso el pronóstico del tiempo dice que habrá lluvias ligeras. Aún así nos vamos, como todo el mundo, a la plataforma para ver la puesta de sol. No os vayais a creer que aquí cada uno la ve donde quiere. Ni hablar.


























Uluru impresiona. En un desierto totalmente plano, de repente, un monolito de piedra enoooooooorme. Normal que sea sagrado para los aborígenes. De repente, en los últimos minutos de la puesta de sol se abre una grieta en las nubes que nos permite intuir esa explosión de color rojizo que sufre la roca cuando el sol está bajo y que atrae a tanta gente a echarle fotos y más fotos.


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Resulta que Uluru es uno de los mejores sitios del mundo para ver el cielo nocturno, porque no hay prácticamente contaminación lumínica. Pues justo HOY, hay luna llena. Así que de ver estrellas y fotografiar constelaciones, ni hablar. Aún así, de vuelta vemos que aún no ha salido aunque ya despunta y aprovecho para echar cuatro fotillos para quitarme el mono.




















Cenita ligera (pizza y pasta, nada de hamburguesas) y a dormir tempranito, que mañana hay que ver la salida del sol, que han decidido que sea a las 5 y pico...













¡Anda, si tenemos compañía! Y son dos chicas. Y Checas. Dos chicas checas. Les digo "¡Chócala!" pero no lo pillan. Mejor.

A las 4:30h suena el despertador. Aquí ponen las calles muy pronto, porque esto es un hormiguero de gente, todos de camino a la plataforma de salida del sol (en el lado opuesto a la de la puesta). Todos van cogiendo posiciones y preparando las cámaras, girándose para calcular cuanto falta para que el primer rayo ilumine la roca sagrada. Parece una peli de Indiana Jones...

El espectáculo no defrauda. Uluru, lila hasta hace un momento, se vuelve roja, luego naranja fuego y va suavizándose hasta el ocre.




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Kata-Tjuta desde Uluru













Rápida desbandada de los que miran, de golpe estamos solos. Y más de golpe aún estamos acompañados y no dejaremos de estarlo hasta que caiga la noche. Han vuelto las putas moscas.

A las 8 hay un pequeño recorrido por la base de Uluru en el que un guía va dando explicaciones de lo que hay. Como hay cartelitos que lo explican y casi hay más guiris que moscas, nos avanzamos en solitario. Hay diferentes cuevas, pequeñitas, que eran usadas para diferentes cosas. Esto es el techo de la escuela.













Hay algunos trozos más sagrados que otros donde no se puede (y no lo hicimos) fotografiar. La lengua aborígen tiene, a veces, un inquietante parecido con el castellano.













Esta es la cueva de los hombres, donde se fabricaban las herramientas y se enseñaba a los críos a cazar.













Aunque hoy por hoy está permitido subir a Uluru, está previsto que se prohiba en unos años, por respeto a la cultura aborígen, quienes te piden que no subas, que no es eso lo que hay que ver aquí, de facto está casi prohibido, porque cuando no lo cierran por el calor lo hacen por las nubes o por otro motivo. En la foto se aprecia el camino y la barandilla que se usa para subir.













A 50km está Kata-Tjuta, una formación rocosa que, dicen, está conectada con Uluru. Tal vez es más bonita que Uluru, pero menos peculiar. De camino hay un mirador donde, si no se te comen vivo las moscas, se puede ver un bonito perfil.













Hay nubes. Hoy anunciaban tormenta eléctrica. A ratos el cielo se rompe y un pequeño rayo de luz nos recuerda por qué hemos venido hasta aquí.













Vamos justitos de tiempo y apenas nos adentramos un poco por uno de los caminos, donde al final hay un minirío (en invierno).













De ahí nos vamos al lugar reservado (ya véis la cuerda en el suelo para que no pises lo que no debes) para la puesta de sol.













Kata-Tjuta nos gusta. ¿Más que Uluru? Es difícil decidir. De vuelta al hotel (donde, ¡aleluya!, no tenemos compañeros de habitación) el perfil de esta montaña nos recuerda el porqué es sagrada. O mágica.













Sí, sí, todo muy bonito, pero hay que cenar. Descubrimos que en un bar del resort tienen unas barbacoas en las que puedes hacerte la carne que les compres a ellos y acompañarla con un buffet libre (libre y triste, la verdad). Así que compramos unos pinchos de canguro y a cenar.




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A cenar y a dormir, que mañana hay que madrugar...

Juan Carlos



27 i 28/11 Viatge al centre de la terra (Australiana)

Sona el despertador...
Ja??? Si acabo de tancar els ulls!
Son les 5 del matí... Ah, si... Hem d'anar a l'aeroport...

L'avió cap a Ayers Rock no va ple, a veure si tenim sort i tampoc tenim companyía a l'habitació.
De moment, l'aeroport és com un desert.













Al cartell d'arribades comprovem que avui només estan previstos 4 avions. Els controladors aeris han d'estar molt estressats...













Comencem la nostra aventura pel centre del país, el Northern Territory!













L'Uluru-Kata Tjuta National Park és reconegut per la UNESCO com a Patrimoni de la Humanitat des de 1958. És terra d'aborígens i s'administra conjuntament entre la tribu Anangu i Parcs Austràlia.

És conegut per l'Uluru, un dels monòlits més grans del món. Té una alçada de 348 metres sobre el terra del desert i una circumferència de 9,4km que podrem comprovar demà.
Unides a l'Uluru per sota terra i a uns 50km hi veiem el Kata Tjuta, un conjunt de roques també anomenades The Olgas (la més alta de 546 metres) que formen uns passadissos que demà també intentarem trepitjar.













Tenim un cotxe petit reservat amb Avis i ens quedem els últims per recollir-lo a veure si s'esgoten i ens n'entreguen un de nivell superior. Jejeje, ha funcionat.
Aquest és en Cay, és un Toyota Corolla de color gris-bronze.












Pels amants de les fotos de senyals us en poso una de nova. Ja en tenim una bona pila!













Ens presentem al resort per recollir la clau del dormitori. Per aquestes dues properes nits tenim una mini, mini, mini habitació compartida perquè l'allotjament és caríssim. Esperem que els nostres companys no ronquin!
He vist cel.les de presó amb més metres quadrats...













La prospecció pel resort és curta, visitor center, supermercat, 3 botigues de souvenirs, un parell de restaurants i para de comptar. Degut a la matinada d'avui a les 12 ja tenim gana i com que tampoc tenim molta cosa a fer anem a dinar. Després de provar de demanar 3 plats diferents n'encerto un sense all ni ceba. Hamburguesa, of course!













A les 13h volem veure un narrador indígena que ens explicarà l'història aborigen, la cultura i les tècniques tradicionals utilitzades en la caça com son el boomerang i la llança.













La temperatura puja i molt, rondant els 40° i costa respirar. El millor és anar a fer una migdiada que al dormitori hi tenim aire acondicionat. Tampoc no tenim res a fer fins l'hora de la posta de sol que la volem veure des d'un lloc habilitat a l'Uluru.
Segueixen sense arribar els companys d'habitació...

Les vistes de l'Uluru des d'aquí son espectaculars, com pot sorgir aquesta roca enmig de tot aquest desert.





































Està ennuvolat i cau alguna gota, però el sol ens regala els seus últims rajos per poder fer bones fotos.













Després de sopar és obligat allunyar-se del resort per buscar un lloc fosc on veure les estrelles. Avui hi ha lluna plena i no podrem veure tot el que voldríem, tot i així crec que al fotògraf oficial del viatge li han sortit bones fotos.

Ooops... Tenim companyía al dormitori... Son dues noies de la República Txeca que no tenen pinta de roncar massa... I no és que ho sàpiga perquè ho he xafardejat a l'etiqueta de la seva maleta, sinó perquè ho han dit elles al entrar ;-)

Biiip, biiip, biiip... Son les 4:30. Les 4:30!!! Cada día ens llevem més aviat! Però el sol no hi entén de vacances i si volem veure com surt hem de posar-nos les piles.
Sortim a fora i el resort sembla La Riera en plenes Santes. Tots en peregrinació cap als cotxes i autobusos per veure la sortida, fins i tot hi ha un lloc especialment marcat per veure un Sunrise de luxe.

























He arribat a la conclusió que quan aterres t'assignen un nombre indeterminat de mosques que aniràn amb tu fins que no tornis a marxar. Es posaràn a la teva boca, dins les orelles, les apartaràs amb la mà i tornaràn a venir... Mira que arriben a ser pesades i enganxifoses!


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Però tenim la sol.lució!









Ara ja podem caminar per l'Uluru. Bé, només un trosset i no fer-li la volta com teníem previst perquè es recomana no caminar a partir de les 11h.













També està recomanat beure 1 litre d'aigua cada hora en els trekkings i als lavabos hi ha un test d'orina per saber l'hidratació de cadascú. Molt fiable tenint en compte que estan mig en la penombra...













Banys públics













En aquestes coves hi vivíen els aborígens fins que va arribar la raça blanca per modernitzar-ho tot. Els van fer literalment fora i es van apoderar del seu espai convertint-ho en Patrimoni de la Humanitat.
Anys més tard van proposar-se reclamar el que era seu i ara conviuen les dues races tot i que per conveniència dels blancs de cara al turisme.













Això s'utilitzava com a escola. Al llarg de moltes generacions, les persones amb més experiència explicaven amb dibuixos com sobreviure al desert, on es podía trobar aigua, animals per la caça...













Aquesta terra és sagrada per ells, és lloc de rituals i fins i tot en algun espai està prohibit fer fotos.
Per descomptat tampoc es pot agafar sorra... Però... Ssshhhtttt... No m'hi puc resistir...













Acabem la caminata i tornem al resort per dinar. Ens queden quatre coses enllaunades comprades a Queensland i ho acabem de complementar amb una mica de fruita.
Poc després caiem rendits en una migdiada que només es pot interrompre per un banyet a la piscina.

Son les 17h i avui veurem la posta de sol des de les Olgas, primer les caminarem per dins i després anirem al Sunset Point. Nosaltres i les 400 mosques que ens acompanyen.













No em dieu que no us recorda Montserrat en miniatura?
Bé... Si... I de color taronja...













Aquí hi trobem un noi de Sydney fent un time-lapse per una pel.lícula de zoombies. Jo no hi veig massa el misteri, pero vaja...













Arribem al resort que ja és negra nit. No vull marxar sense tastar el pinxo de carn de cangur i aquí te'l venen a 7$ perquè te'l cuinis tu.
Cap a la planxa!




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I boníssim que ens ha quedat!

Us deixo amb la posta de sol d'avui i marxo ràpid a dormir que demà tornem a matinar!

Bona nit.













Ingrid