11/11 Noosa

Nos vamos de Brisbane. Hoy recogemos a Aussie, el Toyota Camry que nos acompañará hasta Cairns.

De camino, encontramos un mercadillo en el que vemos unas cuantas verduras y frutas que no conocemos, fuet picante y cerveza de jengibre, como en Harry Potter. Los vendendores son honestos, basta con ver la foto.




También encontramos un puesto de comida española donde están cocinando paella y fideuá, donde perdemos (o ganamos, según se mire) un rato hablando con una española que trabaja allí y que lleva 3 años viviendo en Australia. Nos habla de la paella de morcilla (?) y al despedirnos me siento como el presentador de Callejeros Viajeros.

Recogemos el coche. ¡Por fin! Visitar ciudades está muy bien, pero no hay nada como hacer kilómetros conduciendo uno mismo para sentirse realmente libre viajando.

Oh... El volante está al otro lado... Claro, como no tienen bastante con estar boca abajo, encima conducen por la izquierda. Al menos el coche es automático, aunque los mandos de intermitentes y limpiaparabrisas están invertidos también.




Sin conocer bien el coche y con el mundo al revés, conducir es muy estresante. Por suerte pronto dejamos la ciudad y por autopista se conduce mejor. ¿Autopista? Pero... ¿y el peaje? Vemos un cartel que pone que tenemos 3 días para pagarlo. ¿Pero dónde?

Como queremos echar un vistazo a las Glass House Mountains, hacemos algo muy recomendable cuando viajas: parar en la oficina de información turística. ¡Qué majos son! No sólo nos dan mapa de la ruta y mil explicaciones, sino que nos indican un mirador cercano precioso y un bar con mucho encanto para comer. Y nos dan un teléfono para poder pagar el peaje. Maravillosos. Eso sí, el peaje nos toca pagarlo a nosotros... se podían haber estirado un poquito también.




El bar donde comemos, The Lookout Cafe, es una maravilla. Una terraza con unas vistas privilegiadas de las Glass House Mountains, una hamburguesa buenísima, un ambiente viajero, un trato hogareño...




Dentro hay un cartel que define la filosofía de este sitio: "entra como un desconocido y marcha como un amigo". Y sí, los vasos son todos diferentes para que cojas el que más te guste.




Hay que coger fuerzas que luego haremos una caminata sencilla, pequeñita, de unos 40 minutos.




Nos dirigimos hacia una de las Glass House Mountains, el monte Ngungun que tiene una altura de 253 m sobre el nivel del mar. En Alicante. No respecto del de aquí. Porque si no, no me explico la panzada de caminar que nos hemos dado, que he llegado totalmente extenuado. ¡40 minutos dice! No te jode...

Aquí era muy plano todavía el camino.




Vaaaaaaaale, era muy boniiiiiiiito. Que sííííííí, que la vista merecía la peeeeeeeena....




En total, entre subir, bajar y disfrutar de la vista, hacer fotos y esperar que cambiara un poco la luz para mejorar el paisaje, 2 horas y media. No está mal.




Lástima de cuatro nubes que impedian sacar buenas fotos por la mala iluminación (hacia un lado, en esta estamos monísimos).







De aquí a Noosaville hay una horita y algo de coche, por suerte no hay gran cosa por el camino porque tengo ganas de descansar... Nos buscamos una pizza por ahí y nos vamos al hot... al apartam... bueno, al sitio donde dormimos, porque es algo parecido a un bungalow que está muy limpio y muy digno, sobretodo para una noche, pero que sobretodo es barato. Tiene todo un lateral de carpintería de aluminio acristalada con una cortina que si lo abres parece que estes expuesto en una vitrina.

En cuanto salimos de la ciudad se terminaron los edificios altos. Por aquí todo son casitas unifamiliares. Si no fuera por que tienen valla, diría que estamos en Norteamérica.

Por cierto: por unanimidad se ha decidido que aquel pájaro es un ibis o ave del paraíso. Gracias a todos los participantes, incluída Paqui que concursó por correo por problemas al comentar. Proximamente, más ediciones de nuestro concurso "¿Qué bicho es éste?".


Juan Carlos