22/11 Cairns

Es una pena tener que dejar el hotel de Townsville. El de hoy será un zulo. Una habitación sin ventanas, con una barra por armario y más triste que un cumpleaños en el hospital. Pero para descubrir esto, hemos de llegar hasta allí, hasta Cairns. Como tenemos 500km (una unidad Barcelona-Soria) hemos programado alguna parada por el camino. La primera es una cascada enorme llamada Wallaman Falls.

Cuando estamos a 50km el tomtom de los cojones dice que vamos a tardar 3 horas y media... Está flipando.







Hay un montón de curvas, así que no se puede correr mucho. Ni poco. Ni nada. Pero hago un descubrimiento... Durante todo el camino, la velocidad máxima es de 100 y los australianos van a 100. En estas curvas la velocidad máxima es de 50-60 y los australianos van a a 100 con esos 4x4 que parece que ha llegado el apocalipsis y van de Mad Max.

Cuando llegamos al mirador, descubrimos las Wallaman Falls, llamadas así porque es el nombre que les pusieron. Barajaron ponerles otro nombre, pero entonces se hubieran llamado de otro modo.







La siguiente parada es un super. Hay que coger provisiones para desayunar y alguna cena de emergencia. Venden una bebida local muy típica, llamada Bundaberg y fabricada en la ciudad del mismo nombre. Me hace gracia uno de los sabores:







Para comer vamos a Mission Beach, un pueblecito consistente en una cuantas casas junto al mar. La vegetación es cada vez más intensa. Da la impresión que estamos conduciendo por un pasillo del Jardiland en primavera. Aquí empezamos a ver señales de advertencia de que hay Cassowarys en la zona. Fugazmente llegamos a ver uno en un lateral de la carretera, pero es imposible parar.

Los cassowarys son como avestruces, pero... bueno mejor os lo explico cuando le haga una foto a alguno. Tengo esperanzas de poder hacerlo en los próximos días, porque estamos entrando en zona de bosque tropical o bosque húmedo (bosque de la lluvia le llaman aquí).

Hacemos una parada después de comer y me adentro apenas 50m por un camino en una parte de bosque húmedo... es como entrar en la selva. No, es exactamente entrar en la selva.







El camino es el único sitio por el que andar, el resto es totalmente impracticable de la vegetación que hay. Se oyen cantos de pájaros y otros animales y ruidos como si estuvieramos viendo Tarzán en 3D con sensurround.

La naturaleza nos obsequia con otro arcoiris...







Llegamos a Cairns y dejamos las cosas en el hotel. Qué habitación más triste, por favor... Hay wifi gratis, pero sólo en una pequeña zona común y a las 22:30h lo apagan. ¡Lo apagan! ¿No saben lo que es la tarifa plana? Sí, lo saben. Puedes tenerla en la habitación a $4 por día. Y por persona, claro...

Salimos a dar una vuelta y nos encontramos a un amigo de Ingrid. ¿Qué haces tú por aquí? Estás muy desmejorado...







Cerca del hotel hay un centro comercial con el Night Market o "mercado nocturno". En un sitio donde cierran todo a las 5h de la tarde es de agradecer.






Venden de todo para turistas. También hay una zona con varios puestos de masajes. Cairns es una de las principales ciudades y se nota. Sólo en la zona de comida (la típica zona de mesas compartida de un centro comercial rodeada de restaurantes) hay más gente que la que vimos en dos días en Magnetic Island. La mayoría son restaurantes asiáticos, aunque en uno veo algo que haría las delícias de mi cucañada... y seguro que de alguna lectora más del blog ¿A qué sí?







¿Koala o canguro? Esa es la cuestión.







Para cenar Ingrid escoje un yogurcito helado. Es eso que esta debajo del plátano caramelizado, las minicookies, los minilacasitos, las mininubes, las minibolitas rojas de nosequé y la salsa de chocolate blanco. Muy sano y ligero todo, sí...







Yo opto por un revuelto de todo lo que había en el buffet asiático. Que no falte de ná, como si fuera una boda...







Justo enfrente está The Esplanade, que visitaremos más a fondo en unos días, cuando volvamos a Cairns. Es el típico paseo marítimo del que ya hemos hablado, con barbacoas, piscina, máquinas para hacer pesas, bancos y mesas, juegos para niños, césped, flores... Una pasada. De momento os dejo la foto de un árbolito decorado.







Esta parece (también) una buena ciudad para vivir...

Juan Carlos