jueves, 19 de noviembre de 2015

17/11 Whitsunday Islands

A las 7:25h nos recoge en el ¿hotel? una furgonetilla llena de japoneses. Japonesas, para ser preciso. Todas iguales. Las mismas gafas de sol, el mismo peinado, el mismo bikini, la misma pose para los selfies... Parecía la puerta de un instituto, pero con los ojos rasgados.

Llegamos a un miniaeropuerto privado y nos subimos en una avioneta con las japonesas. Nos ha distribuido por peso, así que me toca sentarme junto a la piloto. Creo que yo peso como 3 japonesas juntas.







Despegamos y a partir de ahí el día es fantástico. Mi situación privilegiada junto a la piloto me permite fijarme en todos los cacharros y pienso en como le gustaría a mi hermano estar aquí. Y a mí que estuviera.







La verdad es que si eres aprensivo esto se mueve un poquito y al despegar parece inestable, pero enseguida se endereza y a disfrutar de las vistas. ¡De las vistas del paisaje, no de la piloto!



Damos una pasada por encima de las Whitsunday Islands. Esto no es el Caribe ni sé si se le parece porque no he estado nunca, pero así es como me lo he imaginado siempre.







Seguimos en dirección a la Gran Barrera de Coral. ¿Grande? Es enooooorme y eso que solo vemos una puntita... Creo que hoy agotaré mi vocabulario para explicar los infinitos tonos turquesa y esmeralda que toma el agua.







Pasamos por encima del Heart Reef, que tiene forma de corazón. Bueno, tiene forma de cómo dibujamos un corazón, porque los corazones tiene forma de patata y las patatas tienen forma de tubérculo. Vaya, que bonito es un rato. La piloto da una pasada de cada lado para que todo el mundo lo vea bien. Todos llevamos asientos de ventanilla y el ala queda por encima, así que la visión es bastante buena, aunque los reflejos del cristal fastidian algunas fotos. Las japonesas siguen selfie va, selfie viene.







Un corazón y mi corazoncito...







Una hora después de despegar, aterrizamos de vuelta. Ya estamos medio preparados para lo que nos espera. Volvemos a entrar en el minibus con las japonesas y nos llevan al puerto. Allí nos dan un mono para protegernos de las medusas. Yo lo pido de forro polar por si el agua está fría, pero me dan uno de Superman. Sin capa, sin la "S" y con los calzoncillos por dentro... soy un superhéroe de la secreta...

Una de las japonesas lleva un tatuaje en números romanos. Seguramente le habrán dicho que pone "paz y amor", pero pone "7528".







Subimos en una lancha y el patrón nos ofrece su visión de la mezcla de un rodeo salvaje y una montaña rusa.



Tras un buen rato, llegamos a una cala cerca de una isla preciosa y deshabitada y reparten el equipamiento de snorkel. El agua es de un turquesa indescriptible. Estamos rodeados de coral y... ha llegado el momento.

Ingrid se tira primero. Yo cojo un churro de esos para flotar, me coloco gafas y tubo y me meto en el aguJODERQUEFRIA! Bueno, se pasa enseguida. Respirar a través de un tubo debe ser lo más parecido a estar enterrado vivo. ¡Qué angustia! En ese momento me doy cuenta que no me he puesto los tapones para los oídos... No sólo no puedo ahogarme, sino que no puedo meter la cabeza debajo del agua si no quiero terminar el viaje con otitis. Vuelvo a la lancha y subo a por mis tapones... y aprovecho para pedir un chaleco. Dime miedica, pero sé que voy a estar mucho más cómodo. Ya habrá tiempo de hacer más el loco.

Vuelta al agua y... ahora sí. El espectáculo es TAN bonito, que se me olvida que estoy respirando por un tubo (no que esté respirando mucho, si no a través de un tubo). Mi respiración se normaliza y empiezo a disfrutar de la cantidad de peces de colores que hay y del fondo de coral.

En este momento debo mandar un mensaje de agradecimiento a Albert y a Mireia, del Fitness Factory, que han conseguido que en dos meses yo aprenda a nadar, al menos lo suficiente para meterme aquí. No podía haber tenido mejor sitio para estrenarme, ni mejores monitores. ¡Gracias, lo habéis hecho muy bien!



El rato de snorkel se pasa volando (bueno, nadando... Jejejperdón). Vuelta a la lancha y nos vamos a Whitehaven Beach. En esta playa, el agua tiene ese color tan difícil de describir. En cambio, el de la arena es sencillo: es blanca. Totalmente blanca. Sílice puro. Como los tópicos de "esto es el paraíso"y "la playa más bonita del mundo" están muy gastados, sólo diré que es una puta pasada maravilla.


YouTube Video



Nota para los despistados o los de la ESO: la playa es la misma que se ve desde el avión, en la que el río hace meandros antes de llegar al mar, pero ha subido la marea y hay menos arena a la vista.

Como te despistes, pisas una raya (y sale un poli y te multa). La naturaleza en esta zona es incontenible.













Volvemos a la lancha para que el flipaoquesehatragaomuchaspelisdesurfistas nos lleve de nuevo a tierra firme. Durante la excursión hemos conocido a una pareja encantadora de Salamanca
(de El Cubo de Don Sancho y apellidado Bernal... ¿Cómo te quedas, Pepe?) con los que hacemos buenas migas. Tiene el hijo estudiando aquí y claro, tenían que venir a verle...







De vuelta a eso donde dormimos que no sé si es hotel o camping (sólo sé que decir que tiene wifi es una estafa) pasamos por la playa artificial de Airlie Beach. Como ya hemos dicho, las medusas, tiburones, corrientes y demás amigos de Jacques Cousteau desaconsejan bañarse en el mar, así que tienen playas/piscinas artificiales, públicas y gratuitas por supuesto. Esta gente vive bien...







Juan Carlos

7 comentarios:

  1. Osti, osti, ostia, que guapo tot, quina passada. La sirenita Ingrid i el sirenito JC.
    JC ja li he dit a la Ingrid, pren el sol sense samarreta, i a tots dos, la crema solar a la bossa no hi fa res.

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  2. Pues la verdad es que gustarme me gusta el vuelo y TODO el viaje, sin dejar un centímetro, así que seguir disfrutando y seguir publicando que os sigo todos los días.

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  3. Este comentario ha sido eliminado por el autor.

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  4. ¿Ves como ha valido la pena aprender a nadar?

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  5. Es al.lucinant la de tonalitats blaves que es veuen a les fotos! Que xulo el viatge en avioneta... Un dia espectacular

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  6. Espectacular, encara que ja li hem dit a la Ingrid que naltros som més de muntanya, hehehe. Ara en serio, sí que és fantàstic, haurem de fer guardiola.
    L'avioneta sembla que no tingui velocitat, però segur que anàveu a més de 140 km/h.
    Ramon i Lluïsa

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  7. He rigut una estona amb els teus comentaris JC....
    Els vídeos impressionants i la veritat és que ha valgut la pena aprendre a nadar per gaudir de tot el que esteu veient....

    Quina sort nois... no sé què destacar perquè estic amb la boca oberta..

    A seguir gaudint i.... estàs molt guapo amb el traje de neopreno ;)))

    Carol

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